Información de Turquía
Turquía es enorme, como Francia y Alemania juntas , así que intentar ver todo el país en un sólo viaje sería una tarea colosal, aunque muy gratificante. Por tanto, los recorridos se concentran en la mitad más visitada de este cautivador país: la occidental.
Primero, se describe un recorrido de dos días por una de las ciudades más increíbles del mundo: Estambul, con su rico legado cristiano, bizantino y musulmán.
Posteriormente, hay tres itinerarios largos que pueden unirse en unas vacaciones de tres semanas y que llevan al visitante desde las ruinas griegas y romanas del Egeo a las soleadas playas del Mediterráneo y, finalmente, tierra adentro a través de las ondulantes estepas de la meseta de Anatolia hasta la maravilla geológica de Cappadocia.
Retratos de Turquía
La imagen más popular que muchos visitantes tienen de Turquía es la de sus idílicas playas mediterráneas bañadas por el mar azul. No obstante, el sol y la arena apenas insinúan las riquezas que este país ofrece. Puente entre Asia y Europa, es una de las grandes cunas de la civilización, un país cuyos tesoros culturales e históricos deleitan e inspiran incluso a los viajeros más avezados.
El contraste entre lo antiguo y lo moderno es uno de los factores que se añaden a la fascinación que invade a los que visitan Turquía. Estambul muestra todo el bullicio y el ajetreo de una gran ciudad, mientras que a tan solo unas horas de distancia puede verse a la población rural reunida en torno a los suministros de agua comunales y recogiendo leña para encender sus fuegos.
Seductores paisajes marinos, suaves playas y agrestes montañas se extienden a lo largo de la costa mediterránea, dando paso a la tranquilidad de la Tierra de los Lagos, mientras que los profundos bosques y las frescas yayla (mesetas) de la región del mar Negro dejan a los visitantes atónitos ante el espectáculo de las vastas llanuras desiertas de las provincias orientales.
Las fotografías apenas consiguen insinuar el encanto que aguarda al viajero en Cappadocia. Aquí, varios siglos de trabajo en el subsuelo han dado lugar a ciudades enteras excavadas en lo más profundo de la porosa piedra volcánica, mientras que siglos de erosión han tallado el paisaje en fantásticas formaciones.
Varios de los parques nacionales de Turquía y las reservas naturales de las tierras pantanosas constituyen el último refugio para especies animales que se han extinguido en el resto de Europa, además de ser magníficos muestrarios para los botánicos.
Si a todo esto se le añaden las innumerables ruinas antiguas y la amabilidad y hospitalidad de la nación turca, se tienen garantizadas unas vacaciones inolvidables.
HISTORIA
Anatolia ha sido testigo del auge y caída de complejas civilizaciones, entre ellas la de los sirios, los hititas, los frigios y los urartios. A lo largo de los siglos, este territorio ha estado poblado casi de forma continua.
Algunos de los lugares más hermosos se deben al periodo helenístico. Cerca de Canakkale, en la costa del Egeo, descansan los restos de la antigua Troya, y en el montañoso suroeste se encuentran las ruinas de los asentamientos de Licia, cuyos habitantes dejaron una serie de extrañas tumbas rocosas.
A principios de la era cristiana, San Pablo viajó a lo largo de Asia Menor antes de partir hacia el Imperio Romano para predicar el Evangelio. Entre los siglos III y VII, el cristianismo fue una fuerza primordial en el desarrollo de Anatolia. Ésta fue la época en la que el Imperio Bizantino alcanzó su cenit.
Los romanos y los bizantinos dotaron a Turquía de obras maestras de la arquitectura, cuyos restos pueden contemplarse todavía en lugares como Éfeso, Afrodisias y Estambul, donde la antigua iglesia de Santa Sofía se mantiene en pie desde hace catorce siglos.
Los turcos selucidas aportaron también su magnífico patrimonio arquitectónico, al igual que hicieron los otomanos, cuyo imperio llegó a extenderse desde Hungría hasta Irak. Otros pueblos, entre ellos los judíos, los rusos, los armenios y los griegos, también han desempeñado un papel importante en la compleja historia de Turquía.
Los frutos de toda esta diversidad han quedado en los magníficos mosaicos y frescos, azulejos llenos de color, ciudades subterráneas, lugares de interés histórico o bíblico, murallas y fortalezas.
Los turcos se sienten muy orgullosos del moderno país de Atatürk , forjado sobre las ruinas del antiguo Imperio Otomano. Entre los turcos es muy común la frase “NE MUTLU TÜRKÜM DİYENE” que significa “feliz aquel que pueda decir que es turco”.
RELIGIÓN
La mayor parte de los 76 millones de habitantes de Turquía profesa la rama suní del Islam, mientras que un cuarto de la población son alevitas, mevlevitas y de otras comunidades musulmanas.
La República Turca está fundada sobre principios seculares y laicos y la religión no tiene la misma significación que en otros países musulmanes. Los practicantes devotos van a rezar a la mezquita cinco veces al día, tal y como indica el Corán, y existen otros muchos turcos musulmanes que no la visitan nunca. No obstante, existe un ministerio de asuntos religiosos, cuya función es la da ejercer un control sobre la moral familiar y salvaguardar los principios del Islam.
La Mezquita y Estado no están separados por un estatuto, así que los límites entre ambos no siempre están claros. Cuando los políticos se acercan demasiado a la religión, siempre surge una reacción que invoca los inviolables principios de Atatürk , y el tema de la indumentaria tradicional islámica constituye invariablemente un tema de debate con una alta carga emocional.
En las grandes ciudades también pueden encontrarse pequeños grupos no musulmanes como los ortodoxos griegos y armenios, que alcanzan la cifra de 130.000, cuyos miembros pueden rendir culto libremente dentro de sus propias comunidades.
SOCIEDAD
La lengua turca tiene sus orígenes en Asia Central pero utiliza el alfabeto latino. Palabras turcas como “diván” y “otomano” se han introducido en el vocabulario castellano, mientras que el turco ha adquirido términos del castellano y del francés como tren y rendez –vous.
Los turcos tienen un expresivo lenguaje corporal y gestual tan enfático como su conversación. Disfrutan de una forma espontánea a la hora de divertirse, aunque su tradicional segregación de sexos hace que resulte frecuente ver a grupos de hombres sentados alrededor de una mesa fumado, bebiendo tazas de çay (té) y jugando al dominó, a las cartas o a la tavla (backgammon). Conservan siempre fuertes lazos familiares y las fiestas sirven para que se reúnan todos los miembros de la gran familia unidos por su gran sentido de la hospitalidad, una antigua tradición en la que la comida y la bebida juegan un papel principal.
Los niños son considerados un tesoro nacional, aunque muchas familias maldicen la llegada de la televisión e internet por considerarlos la causa de la pérdida de disciplina y el respeto a los mayores; ambos elementos sagrados en el pasado. La transición gradual de Turquía hacia una sociedad moderna de tipo occidental, recibió un gran impulso en 1952 al covertirse en miembro de la Organizacion del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esto trajo consigo avances en las comunicaciones, los transportes y la política defensiva que cambiaron el aspecto del país.
La modernización es, más que nunca, un sello distintivo de la sociedad turca. Actualmente, los pueblos más remotos disfrutan de conexiones telefónicas de fibra óptica de alta velocidad, aunque muchos de ellos carezcan de un adecuado suministro de agua o de instalaciones eléctricas fiables. Internet y la telefonía móvil se han convertido en accesorios imprescindibles.
LA TURQUÍA MODERNA
Para la mayoría de los turcos, la versión moderna de su antiguo país comienza con la fundación de la República Turca en 1923. Su arquitecto fue Mustafa Kemal, más conocido como Atatürk , un antiguo oficial condecorado del ejército que se convirtió en el primer presidente de Turquía.
Atatürk colocó a Turquía en el camino para convertirse en un Estado moderno. Sus reformas, ejecutadas de forma estricta, condujeron al país hacia un estado más europeo que asiático, y su prestigio apenas ha disminuido desde su muerte. Pocos han sido los políticos que han podido igualar su integridad y estilo, y su modelo de soldado convertido en político sigue siendo de gran aceptación entre los turcos.
La democracia se ha mostrado mucho más difícil de llevar a cabo que los modelos teóricos occidentales. Los líderes militares turcos, que han intervenido en la política en 1960, 1971 y 1980, siguen vigilando de cerca la vida política. En 1997, el primer ministro democráticamente elegido, Necmettin Erbakan, fue expulsado de su cargo por sus evidentes tendencias religiosas y fueron pocos los turcos que se atrevieron a desafiar un cambio en el modelo secular.
En noviembre de 2002, el partido islámico ganó las elecciones nacionales, dejando atrás una década de coaliciones entre partidos. Sus tendencias populistas ensombrecieron las reformas democráticas.
Durante la época otomana, el Estado se encargaba de proveer un servicio social que cubría todas las necesidades de los ciudadanos, que a cambio acataban voluntariamente las reglas de su Gobierno. Actualmente, el papel del Estado se está redefiniendo y el objetivo de esta nueva sociedad es que los cargos oficiales sean elegidos democráticamente.
Muchas sociedades estatales por acciones y monopolios que colocaron los cimientos de Turquía tienen prevista su privatización. Algunos están preparados para la competencia mundial, pero otros ven el cambio como algo que debilita su plácido estatus quo.
Mantener ese estado centralizado ha supuesto una enorme carga económica para los turcos. El interés de los préstamos internacionales consume una buena parte del dinero público, mientras que los presupuestos en temas militares superan a los de salud, servicios sociales y educación.
Desde 2002, las reformas políticas y económicas han transformado Turquía. La inflación, que estaba alrededor del 100 % en 2001, ahora se encuentra por debajo del 10% y la lira turca se ha liberado de sus incómodos ceros. Muchos turcos se consideran europeos, a pesar de las diferencias de ingresos y las desigualdades sociales.
EMIGRACIÓN
En la década de 1960 muchos turcos emigraron a Alemania para trabajar en un proyecto gubernamental que les pagaba en divisa extranjera, lo cual sigue constituyendo una importante fuente de ingresos de exportación. Muchos se establecieron definitivamente en Alemania y en la actualidad 2,2 millones de turcos consideran Alemania su hogar.
También existen importantes comunidades turcas en otros países europeos, como Holanda y Austria. La tendencia dentro de Turquía ha sido la de la emigración de la población rural en busca de una vida más estable en los centros urbanos. Los problemas habituales de identidad, estilo de vida y pobreza de estas personas se reflejan en algunas de las películas turcas más conocidas, como Sürü (El pastor) y Eşkıya (El bandido).
La mejor muestra del espíritu indómito y la vitalidad de Turquía es la que se refleja en su orgulloso pueblo. Si un turco se declara su arkadaş (amigo), seguirá siendo un fiel compañero del alma durante toda su vida.